martes, 12 de agosto de 2014

La esposa de Wilmar Vera, 26 meses después

Hoy hace 26 meses, mientras preparaba el almuerzo recibí una llamada de mi esposo, quien con tono entre incrédulo y atemorizado me dijo “me están deteniendo, dizque por la muerte de Alex. Me trasladan a Pereira pero no se preocupe, seguro que mañana se dan cuenta de que se están equivocando y regreso a casa”.

 Wilmar Vera, mi esposo. Un amante de la lectura, el cine, de las caminatas ´pero sobre todo de su familia fue llevado ante un juez que tildándolo de peligroso para la sociedad lo encerró tras los muros de la cárcel San Bernardo de Armenia. Desde ese mismo instante, familiares amigos y alumnos libramos una desigual batalla por demostrar su inocencia. 

Durante estos dos largos años se han aplazado y cancelado audiencias, cambiado de fiscales ocho veces, han acosado a los testigos de la defensa. Nos han amenazado de muerte, perseguido a nuestra familia, a los abogados. Todo porque un parásito de esta sociedad, un sicario con extenso prontuario y sed inmensa de acabar con la vida de ciudadanos como Alexander Morales, dice que Wilmar está implicado.

¿De qué vale ser estudioso, trabajador, buen hijo, buen ciudadano si en 30 segundos cualquier degenerado puede acabar con todo lo que lo que has construido? ¿Cuál es el mensaje para nuestros jóvenes, con qué cara les decimos que hay que portarse bien para que les vaya bien, si la realidad  todos los días está demostrando lo contrario?

A los delincuentes como Carlos Villada se les mima, se les excusa y justifica sin asomo de vergüenza. A su disposición el código penal, fiscales quienes procuran comodidades ridículas como helicópteros para asistir a las audiencias.

 Sería bueno saber  cuántos jueces, fiscales o funcionarios amenazados de muerte tienen  escolta permanente, numerosa   y transporte aéreo para cumplir con su trabajo.

El pasado 11 de agosto, fue presentado ante el juez un video que entrego la Procuradora del caso, en donde el sicario da un testimonio diferente al presentado en el juicio, además, se ve claramente como una funcionaria de la fiscalía maneja las respuestas del supuesto testigo para que no sea claro en asuntos tan definitivos como las fechas de encuentro con los también supuestos cómplices del homicidio. 
La Procuradora que saco a la luz este material tuvo que ser cambiada por presiones de la Fiscalía, que ella misma denunció. 

Tantos quilómetros por recorrer y las humillantes condiciones para las visitas. El estado anímico de todos nosotros, las dificultades económicas, el temor por las amenazas y las paupérrimas condiciones del encierro de mi esposo, son nada comparados con la angustia de saberse inocente pero castigado, burlado por lo que se supone es la justicia.

Sabemos que Wilmar no es el único falso positivo judicial del país lo que no sabemos es cuánto más lo padeceremos. 


viernes, 13 de diciembre de 2013

Habló la esposa del muerto

Publicado por el Otún.

Viviana Ramírez Ramírez, esposa del fallecido y quien oficia como testigo de la Fiscalía General de la Nación, narró lo que conocía acerca de los hechos.

Según Ramírez, el único problema que tenía su esposo era una deuda con Wilmar Vera de 25 millones de pesos, como parte de una inversión en una mina de carbón. Dijo, además, que la deuda lo tenía muy preocupado, ya que el exprofesor lo llamaba constantemente para presionarlo por el pago.

En  el juicio, Viviana fue enfática en manifestar que Alexánder había recibido el 15 de diciembre del año 2010 una llamada de Wilmar, en la que le expresó que  Manuel, quien tenía el poder para la explotación de la mina, lo había sacado del negocio.

Continuó su relato contando que cuando Alexánder llamó a Manuel a confirmar lo que le había dicho, este le respondió que sí, argumentando que Wilmar había empezado a crearle desconfianza ante los otros inversionistas y que por eso, de los 50 millones de pesos que Vera había invertido en la compra la mina, solo le iba a devolver la mitad. Esto fue lo que llevó a Alexánder a tomar la decisión de pagarle él los otros 25 millones de pesos, aunque no tenía esa suma.

La esposa del occiso manifestó que esa deuda era lo que empezó a descomponer al  exprecandidato, quien empezó a recibir llamadas, correos electrónicos del supuesto amigo y socio, presionándolo por el dinero, y que uno de ellos decía “Urgente se me esta acabando la paciencia”.
“Alexánder no tenía problemas, el único problema que tenía era la deuda de los 25 millones de pesos, él se sentía responsable porque fue el intermediador del negocio”, dijo su esposa.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Palabras desde la revista CRÓNICAS DEL QUINDÍO

Opinión / Noviembre 13 de 2013

No puedo visitar a mi esposo


Alberto Donadio
 Cedo este espacio a Ángela David, residente en Medellín y esposa de Wilmar Vera, un periodista preso en la cárcel de Armenia y acusado de la muerte de Alexánder Morales: “Empiezo por el final. Hace dos meses no puedo visitar a mi esposo, pues estoy desempleada y 17 meses en esta situación han acabado con todo ahorro. Desde el 6 de junio del 2012 hemos tenido que pelear contra la ineficiencia y la corrupción del sistema judicial de Pereira. No he podido comprender cómo es posible que un ciudadano, con una hoja de vida limpia, sin antecedentes, pueda ser declarado “un peligro para la sociedad” sin una investigación de por medio que dé fe de esa peligrosidad.

El 7 de junio, en las audiencias de imputación, la fiscal insistentemente pregonó que el supuesto testigo de cargos describió fielmente a mi esposo como un hombre con bozo. Con sorpresa pude comprobar al leer el expediente que a quien acusa el sicario es un hombre bajo y obeso, por ningún lado dice que tiene bozo. Además Wilmar ni es bajo y mucho menos obeso. ¿Si en el escrito dice una cosa, por qué la fiscal describe otra? El secretario de un juzgado me explicó que los jueces no leen los expedientes, que lo hacen sus secretarios y les pasan un resumen del mismo”.

“Si el juez Bustamante hubiera visto el expediente completo ¿se hubiera percatado de que ese hombre que tenía en frente no era a quien buscaban? Creo que es verdad que los jueces no leen ya que en el expediente que tiene el juzgado quinto penal de Pereira, hay un resumen del caso en donde se suprime mucha de la información que contiene el original que tiene la fiscalía 22.

Hay contradicciones de quienes rinden entrevistas en torno al caso. El proceso lo dilata la Fiscalía con diversas estrategias como la de enfermar a sus fiscales el día de las audiencias y cambiar de fiscal constantemente. Cuando pedí un observador en el proceso, que no sea de Pereira para lograr algo de objetividad, la respuesta de la Defensoría en Medellín fue que al contratar un abogado de confianza, habíamos renunciado a la protección del Estado.

No logro explicarme semejante cosa. ¿Por qué creo que el proceso no es un objetivo? Simple: la familia Morales pertenece a la rama judicial de esa ciudad, Gerardo Morales, sus hermanos, cuñadas, exesposa trabajan en varios juzgados, incluso en el Consejo Superior de la Judicatura, a donde se han enviado dos peticiones de segunda instancia sobre este caso. El juez exige un trato especial para los familiares de Alexánder Morales, por ser las víctimas, según sus propias palabras. ¿Cómo sabe él que ellos son las únicas víctimas? ¿Ya tiene decidido quién es víctima y quién victimario?”

jueves, 31 de octubre de 2013

Octubre 2013: Tropiezo paquidérmico otra vez

"Yo no patrocino las incapacidades, las acato": Directora de Fiscalías

El mismo fiscal que presentó una excusa médica el pasado lunes para no asistir a la reanudación programada hace tres meses, ayer renunció al caso.
En una entrevista con LaTarde la Directora de Fiscalías de Risaralda, María Gladys Martínez, manifestó que desde que inició la investigación por la muerte de Alexánder Morales en marzo de 2011, “solo han pasado por el caso dos fiscales, los cuales han sido Claudia Janeth Cristancho Vaca y Henry López Toro; este último retomaría sus labores el 5 de noviembre del presente año, ya que tiene una incapacidad médica. 

Lo anterior con respecto al pronunciamiento del Juez 5º de Conocimiento de Pereira, Carlos Andrés Pérez Alarcón, quien afirmó que no tiene presentación que una institución como la Fiscalía General de la Nación haya tenido seis fiscales para el caso y que ninguno se haya presentado a la reanudación del juicio oral, fijada para el pasado 28 de octubre luego de que ésta se había programado hace tres meses de anticipación.

 “Me sorprende que la directora de fiscalías patrocine una situación como esta”, dijo el juez Pérez, después de que le presentaran una incapacidad médica por parte del Fiscal 22 seccional suplente, José Ovidio Salazar Galindo, por la cual se tuvo que reprogramar el juicio para el día de hoy, sin embargo Salazar Galindo renunció al caso en las últimas horas.

“Yo no patrocino incapacidades, yo no soy médico para decirle a los funcionarios cuando se debe incapacitar o no... Eso es absurdo, es ilógico, yo solo respeto y acato las incapacidades médicas”, afirmó Martínez. 

La renuncia 
Frente a la renuncia del fiscal encargado del caso, José Ovidio Salazar Galindo la directora de fiscalías indicó que lo había hecho porque lo consideró como un “acto de sensatez, responsabilidad y absoluta cordura, tanto con la administración de justicia, como con las víctimas y con la Fiscalía, apartarse de la investigación porque no contaba con el tiempo suficiente para preparar su intervención en el juicio oral”.

Por lo anterior, las nuevas intervenciones en el caso Vera, serán el próximo 6 y 12 de diciembre, y el 20 y 21 de febrero de 2014. Mientras tanto, los tres detenidos permanecerán en las celdas de las diferentes cárceles asignadas, en donde ya van a completar 17 meses .

Los testigos de la Fiscalía, que es la parte que menos tiene, no han sido evacuados en su totalidad.

Dato
La muerte de Alexánder Morales se produjo el 18 de marzo de 2011 al mediodía en un restaurante del centro de Pereira, ubicado en la calle 22 entre carrera 5ª y 6ª.

lunes, 29 de julio de 2013

El Espectador, julio 29 del 2013:

Judicial |28 Jul 2013 - 9:00 pm

Está detenido desde el 7 junio de 2012

"Fui secuestrado por la Fiscalía"

Historia de un polémico proceso judicial que apenas comienza. Wílmar Vera Zapata, profesor universitario recluido en la cárcel San Bernardo de Armenia.

Por: Ana Cristina Restrepo Jiménez
Wílmar Vera (de rojo) y Jílder Aricapa, alias ‘El Indio’, detenidos por el crimen de Alexánder Morales. / Cortesía ‘La Tarde’Wílmar Vera (de rojo) y Jílder Aricapa, alias ‘El Indio’, detenidos por el crimen de Alexánder Morales. / Cortesía ‘La Tarde’
Las pocas imágenes que se han obtenido en las audiencias y traslados penitenciarios de Wílmar Vera Zapata tienen una particularidad: el acusado nunca oculta su cara.
El 7 de junio de 2012, Vera Zapata salía de una conferencia en la Fundación Universitaria Lasallista (Caldas, Antioquia), donde impartía cátedra, cuando lo llamaron de la rectoría. Allí lo esperaban seis agentes de la Sijín que lo capturaron por presunta autoría intelectual de un homicidio. El profesor se desplomó. Desde ese momento clama su inocencia.
La Fiscalía General de la Nación acusa a Vera de ser el autor intelectual del asesinato de su exalumno y amigo Alexánder Morales Ortiz, precandidato por el Partido de la U al Concejo Municipal de Pereira e hijo de Gerardo Morales, abogado y dirigente empresarial, y la psicóloga María Salomé Ortiz Hincapié.
La acusación contra el profesor se basa en el testimonio que rindió Carlos Andrés Velásquez Villada, sicario capturado y sindicado por ese crimen, quien entregó su primera versión un año después de cometido el asesinato (18 de marzo de 2011).
En octubre de 2012 Vera y su abogado, Andrés Felipe Jaramillo Restrepo, renunciaron al beneficio de la libertad por vencimiento de términos, para demostrar la inocencia y recuperar el buen nombre del acusado. Después de más de un año en prisión, el juicio apenas comenzó el pasado 4 de julio. Esta es la historia.

¿Quién es el acusado?

Wílmar Vera Zapata ha sido profesor de la Universidad Católica de Pereira y la Fundación Universitaria Lasallista. Su firma como reportero es recordada en Medellín, donde trabajó para el periódico El Colombiano. En la actualidad está recluido en el patio 1 de la cárcel San Bernardo de Armenia, conocido como el de “los violos”, porque recibe a los acusados de delitos sexuales, que correrían peligro en otras partes de la cárcel. Vera comenta que la mayoría de reclusos de ese patio tienen un perfil no agresivo.
Aunque su celda de tres metros cuadrados fue diseñada para cuatro personas, permanece habitada por ocho. Adentro tiene dos camarotes y tres estratos: “carretera”, “huecos” y “planchas”. Las planchas, media y alta, son los camarotes laterales de cemento donde duermen los reclusos más afortunados. El nivel siguiente es el hueco, la parte inferior de los camarotes, diseñada para guardar pertenencias, que rodea la carretera y conserva un poco más de calor en la noche (por venir trasladado de una cárcel en Pereira, Vera perdió su derecho a un hueco). El nivel más bajo, por la incomodidad y el frío que se cuela entre las rejas, es la carretera: allí, el profesor comparte colchón con un compañero. Sólo las remisiones o liberaciones permiten ascender a hueco o plancha. También se puede pagar por ellos: una plancha puede costar hasta $250.000.
Los reclusos se levantan a las 4:30 a.m. y durante el día permanecen en el patio, se la pasan deambulando, leyendo o jugando parqués. El momento más llevadero para Vera es en la tarde, cuando oye el programa radial La Luciérnaga.
Después de más de un año sin ingresos económicos, Ángela, su esposa, y su hija de 10 años, residentes en Medellín, casi no lo pueden visitar. Además, la “terapia”, o requisa de los visitantes que ingresan al penal, suele ser una humillación.
Usted se declara inocente. ¿Por qué lo capturaron?
Por un falso positivo de la Fiscalía, que está incurriendo en un fraude procesal al permitir una falsedad testimonial. En el caso de Alexánder, como precandidato al Concejo, buscan presentar un homicidio como esclarecido cuando eso no ha ocurrido. Simplemente están actuando de forma alevosa, encerrando a un grupo de personas que somos inocentes para poder encubrir los verdaderos intereses detrás de esa muerte.
Alexánder Morales lo invitó a hacer parte de una inversión que no funcionó y usted perdió mucho dinero. Los asuntos de negocios suelen deteriorar las relaciones. ¿Recuerda su último encuentro con él?
Debió haber sido en 2010. La relación con Alexánder siempre fue cordial, de amigos, de personas que se metieron en un negocio que después no se fraguó. Siempre fue muy serio al decirme que me iba a responder por la plata, y yo acepté, me quedé esperando a que me la devolviera. En ningún momento fue una relación desobligante.
¿Ha recibido intimidaciones o mal trato en la cárcel?
Para nada. Todos aquí tenemos un apodo, el mío es El Profe. Cuento con el respaldo y la simpatía de muchas personas. No he tenido problemas de seguridad; me preocupa más mi familia afuera. Estoy entre gente que me respeta y que respeto. Logramos convivir, que es lo más complicado en una situación de estas: el encierro de más de 160 personas en un espacio más pequeño que una cancha de fútbol.
¿Cuáles son las irregularidades que observa en este proceso?
Llegará el momento en que podré demostrar mi inocencia. La he predicado y gritado desde el 7 de junio del año pasado: a un sujeto (Carlos Andrés Velásquez Villada) que no debería tener credibilidad, la justicia se la dio toda. Lo otro es que, estando acá adentro, uno se da cuenta de que este caso no es extraño: hay muchos a los que la justicia, la Fiscalía, la Sijín les hacen trampa para que terminen encerrados. Espero salir con la frente en alto, demostrando que hay fuerzas extrañas y que la Fiscalía está trabajando para ellas. Como dice mi esposa: fui secuestrado por la Fiscalía.
¿Qué hay detrás de todo esto?
Detrás de este caso hay intereses que no han salido a la luz pública, que a mí no me interesa destapar, pero que sí reflejan un nivel de corrupción para esconder a los verdaderos culpables. La Fiscalía está empeñada en seguir satanizándonos y mostrar como si yo fuera un doctor Jekyll y míster Hyde: amable con los estudiantes y por detrás armando un complot de asesinato. Fui engañado, traicionado, y aun así espero que la justicia tenga el valor de aceptar que se equivocó. Estoy con otros tres compañeros, uno de ellos ya fue exonerado: la justicia demostró que no había hecho nada. Y la Fiscalía se quedó callada.

Cambios de fiscal

Según la Fiscalía, la supuesta motivación de Vera Zapata para cometer el crimen fue el incumplimiento de un pago que Morales Ortiz le debió hacer al acusado por una inversión relacionada con una mina de carbón en La Jagua de Ibirico (Cesar). En el negocio también participaron personas de Pereira, Cali y Bogotá. Además de Vera, han sido vinculados al proceso Wilson Espinosa Marín, conocido como Elkin Ricaurte o Pecueca, Jílder Antonio Aricapa Motato, alias El Indio, así como un menor apodado El Mono.
Según la defensa, el caso ha tenido algunas irregularidades, como la alta rotación de fiscales: cinco en siete meses. El abogado de Vera, Andrés Felipe Jaramillo, explica: “El proceso ha tenido cualquier cantidad de baches jurídicos. Tengo un enemigo natural dentro del proceso, el fiscal, y que él tenga un fiscal de apoyo es normal: se pueden confrontar. Ese opositor natural tiene un ayudante: el defensor de las víctimas. El Ministerio Público se suma a la bancada de la Fiscalía, con lo que tengo ya cuatro opositores. Pero en interrogatorios, contrainterrogatorios o interrogatorios cruzados hay un excesivo intervencionismo por parte del juez protegiendo a los testigos de la Fiscalía o coadyuvando casi a su trabajo, desequilibrando la balanza”.
Sobre la conducta irregular del ente acusador, la defensa relata: “Ha actuado de manera deshonesta, con argucias, y ha violado la ley. El juez convalida y omite las equivocaciones de la Fiscalía. En un juego limpio, sano, la Fiscalía debe entregarle todas las pruebas a la defensa, no puede esconderlas ni ocultarlas, y aquí nos las ocultaron y escondieron. En la audiencia del 11 de julio demostré errores de la Fiscalía, tanto que el fiscal tuvo que aceptar y reconocer su error, por lo que solicité lo obvio: el rechazo de una prueba documental de una experticia y la declaración de una perito que iba a atestiguar (...). La misma Fiscalía reconoció el error argumentando que su carga laboral era muy grande, que habían pasado cinco fiscales por este caso, y que por eso se les olvidó, que qué pena. Ante semejante adefesio, el juez hace un esguince, le busca la comba al palo y permite esa prueba”.
Entretanto, continúan las noches de insomnio de Wílmar Vera Zapata, quien escribe cuentos para conjurar su mayor angustia: saber que en Colombia la presunción de inocencia se queda en retórica.
Por: Ana Cristina Restrepo Jiménez

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