lunes, 2 de diciembre de 2013

Palabras desde la revista CRÓNICAS DEL QUINDÍO

Opinión / Noviembre 13 de 2013

No puedo visitar a mi esposo


Alberto Donadio
 Cedo este espacio a Ángela David, residente en Medellín y esposa de Wilmar Vera, un periodista preso en la cárcel de Armenia y acusado de la muerte de Alexánder Morales: “Empiezo por el final. Hace dos meses no puedo visitar a mi esposo, pues estoy desempleada y 17 meses en esta situación han acabado con todo ahorro. Desde el 6 de junio del 2012 hemos tenido que pelear contra la ineficiencia y la corrupción del sistema judicial de Pereira. No he podido comprender cómo es posible que un ciudadano, con una hoja de vida limpia, sin antecedentes, pueda ser declarado “un peligro para la sociedad” sin una investigación de por medio que dé fe de esa peligrosidad.

El 7 de junio, en las audiencias de imputación, la fiscal insistentemente pregonó que el supuesto testigo de cargos describió fielmente a mi esposo como un hombre con bozo. Con sorpresa pude comprobar al leer el expediente que a quien acusa el sicario es un hombre bajo y obeso, por ningún lado dice que tiene bozo. Además Wilmar ni es bajo y mucho menos obeso. ¿Si en el escrito dice una cosa, por qué la fiscal describe otra? El secretario de un juzgado me explicó que los jueces no leen los expedientes, que lo hacen sus secretarios y les pasan un resumen del mismo”.

“Si el juez Bustamante hubiera visto el expediente completo ¿se hubiera percatado de que ese hombre que tenía en frente no era a quien buscaban? Creo que es verdad que los jueces no leen ya que en el expediente que tiene el juzgado quinto penal de Pereira, hay un resumen del caso en donde se suprime mucha de la información que contiene el original que tiene la fiscalía 22.

Hay contradicciones de quienes rinden entrevistas en torno al caso. El proceso lo dilata la Fiscalía con diversas estrategias como la de enfermar a sus fiscales el día de las audiencias y cambiar de fiscal constantemente. Cuando pedí un observador en el proceso, que no sea de Pereira para lograr algo de objetividad, la respuesta de la Defensoría en Medellín fue que al contratar un abogado de confianza, habíamos renunciado a la protección del Estado.

No logro explicarme semejante cosa. ¿Por qué creo que el proceso no es un objetivo? Simple: la familia Morales pertenece a la rama judicial de esa ciudad, Gerardo Morales, sus hermanos, cuñadas, exesposa trabajan en varios juzgados, incluso en el Consejo Superior de la Judicatura, a donde se han enviado dos peticiones de segunda instancia sobre este caso. El juez exige un trato especial para los familiares de Alexánder Morales, por ser las víctimas, según sus propias palabras. ¿Cómo sabe él que ellos son las únicas víctimas? ¿Ya tiene decidido quién es víctima y quién victimario?”

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